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Opinión
Hoy es Viernes, 29 de Marzo de 2024
POR FÉLIX SUÁREZ
LA ENÉSIMA MODA
Publicado el 17 de Abril de 2017, Lunes

Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Sabido es que  la modas van y vienen, que una temporada están de moda los pantalones de campana, a la siguiente los vaqueros hechos trizas, tres meses más tarde se llevan los piercings en el ombligo y dos días después en la nariz, este verano cazar pokemons y al siguiente ir con gafas de buceo en el desierto de los Monegros. En general frivolidades sin más repercusión.

Pero es que al calor del nuevo siglo, este inicio del milenio lleno de dudas e incertidumbres, se ponen de moda tendencias cuando menos peligrosas. Cierto peligro entraña el veganismo llevado al extremo, es decir, privar a los críos de ciertos nutrientes que les son necesarios -recordemos: el ser humano es omnívoro y sólo hay que echarle un ojo a nuestra dentición para verlo, los colmillos nunca han estado de adorno, nuestro organismo procesa la proteína animal a la perfección- pero que hasta cierto punto esos nutrientes son más o menos prescindibles en la edad adulta. Vale, tengo mis dudas con respecto a ciertas actitudes del veganismo y no lo oculto,  pero no voy a criticar duramente a los veganos, son adultos para saber lo que quieren comer o no.

Hay modas que, por el contrario, son peligrosas, muy peligrosas y no me refiero al uso y comercio de estupefacientes con fines recreativos, que entrañan su peligro -y grave-, sin duda. Tampoco a ciertas prácticas sexuales que se están extendiendo entre los y las más jóvenes, como puedan ser las de sexo colectivo y sin protección, que también son preocupantes.

Me voy a referir a esa especie de colectivos con tufillo a sectas new age que se empeñan en convencer a los padres y madres de este nuestro país de que no hay que vacunar a sus hijos e hijas. Se escudan en múltiples motivos: maniobras de las farmacéuticas para vender más -cuando hacen el negocio con las enfermedades crónicas realmente-, supuestos peligros de los efectos secundarios de la vacunación (como que propaga el autismo, nada más lejos de la realidad) o que las vacunas son un cuento chino que debilita nuestro sistema inmunitario. Por contra, promocionan todo tipo de terapias "naturales" (donde no dejan claro en estudios clínicos serios su eficacia), terapias que ellos mismos venden junto con sospechosos cambios en los estilos de vida, cambios que estas personas lideran y constituyen grupos cerrados a tal fin, mientras hacen proselitismo a fin de extender su doctrina y control sobre los individuos. Si esto no tiene un tufillo sectario que baje Dios y lo vea.

Pero al margen de que huela a secta y negocio -curioso que combatan el negocio farmacéutico mientras montan otro a la vez- el no vacunar a los hijos es un riesgo para la salud individual y la colectiva. Individual porque una poliomielitis deja gravísimas secuelas de por vida y que el tétanos es mortal de necesidad (por no hablar de la rabia) o el elevado índice de mortandad que es capaz de causar la viruela y ciertos tipos de gripe (recordemos la pandemia de 1918-1919 cuando no había vacunas contra la gripe A y cepas igual de virulentas capaces de matar a  millones) metiéndonos ya en el campo de la salud colectiva. La historia de la medicina nos ha dejado registros de cuan peligroso, dañino, destructivo y doloroso para nuestra especie es el no poder controlar las enfermedades infecciosas y, por si no lo saben, no hay método mejor para erradicar una enfermedad que la vacunación, puesto que con este proceso lo que estamos haciendo es preparar a nuestro sistema inmunitario para que el mismo sea capaz de combatir eficazmente los agentes patógenos, enseñamos a nuestro cuerpo a distinguir las enfermedades y luchar contra ellas y todo ello con unas pocas dosis de vacunas en vez de largos y costosos tratamientos con antibióticos o paliativos. Si no ¿A santo de qué llevan décadas buscando la vacuna contra el SIDA o la malaria? Plagas que asolan a millones de personas y contra las que no hay cura por otros medios. 

Señores, señoras, si alguien les viene con que las vacunas son peligrosas, dañinas y demás, dense media vuelta y déjenlo con la palabra en la boca, o no sabe de lo que habla o bien busca estafarles y lavarles el cerebro.

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