Publicado el 16 de Marzo de 2023, Jueves Félix Suarez
Opinión -
Cuantas veces no habremos escuchado aquello de que el
“trabajo dignifica”. Pero queda preguntarse a quién.
Miras a tu alrededor, ves a tus paisanos y te das cuenta de
que echan más horas que un reloj, a veces pagan bien, otras regular y otras -directamente-
coges una nómina muy trabajada pero bien escasa. El caso es que la mitad de las
veces, después de echar ocho, diez, doce o las horas que sean, llegas a casa
con ganas de pillar el sofá o la cama de manera directa, pero he aquí que
tienes otras obligaciones: los niños, los padres (cuando no son ellos los que
están a sus años al pie del cañón), las tareas domésticas… Echa unas horitas
más. Al final van apareciendo las ojeras, el mal humor y las mollas (al fin y
al cabo es el único gusto que de puede dar la gente: comer bien o, por lo
menos, mucho). Así que el trabajo parece que no dignifica tanto, sino que tienda
a extenuar, por las horas, por las prisas o por la nómina que no llega para
tirar hasta fin de mes. Así no es de extrañar, que, como comenté en el artículo
anterior, España esté a la cabeza en consumo de ansiolíticos y antidepresivos,
es que la gente revienta, por eso mismo que se supone que dignifica tu vida.
En todo caso puede haber alguna ocupación que dignifique: si
eres el amo, el dueño, seguro que la mitad de las veces (tal vez más) te
dignifique tu trabajo: compras tierra, trabajo y capital y, si eres hábil y el
negocio marcha, dinerito y gente que te saque las castañas del fuego. En
segundo lugar están los escaqueados, hay gente que se excusa en lo mal pagados
que están, pero hay otras personas que, a igualdad de condiciones, cargan con
su trabajo y con el de los que se escaquean, con lo que a la larga su trabajo
no sólo no los dignifica, sino que los abruma.
En conclusión, en este país -y posiblemente en medio mundo-
sólo hay dos grupos a los que su trabajo les dignifica: a los amos y a los
vagos.
Señores, señoras, si no se encuentran en los dos grupos
anteriores, lo siento, pero sólo les puedo desear ánimo, paciencia y buena
suerte, porque están como yo, como la mayoría: en la primera y fastidiada categoría.
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Noticia redactada por :  Félix Suarez
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