Publicado el 17 de Febrero de 2023, Viernes Manuel Ángel Romero
Opinión -
Son muchas las personas que
“critican” el salario emocional al indicar entre otras cuestiones que no
generan poder adquisitivo, y llevan razón. Con los beneficios sociales no se
“come”. Sin embargo, las recompensas no económicas tienen una gran labor en la
empresa, al ser un medio explícito de reconocimiento.
En empleorecursos.es somos
de la opinión, a partir de nuestra experiencia laboral gestionando el área de
recursos humanos, de que una vez tenemos el nivel salarial que estimamos
merecer, los elementos que componen el salario emocional se convierten en una
poderosa herramienta para aumentar y mantener la motivación de las y los
trabajadores.
Necesidad de reconocimiento laboral
Se ha demostrado que las recompensas no monetarias, es decir, las que
componen el salario emocional, tienen una elevada influencia sobre el
rendimiento, esto es, si consideramos que estamos bien pagadas/os
económicamente, recibir beneficios sociales aumenta nuestro compromiso con la
organización, y por tanto, nuestro desempeño.
Dentro de este contexto, queremos
indicar los aspectos dónde más influencia tiene el salario emocional:
· Esfuerzo y perseverancia
Si nos ofrecen algo que consideramos atractivo, esto hace
que nos motivemos para conseguirlo, por lo que nuestro esfuerzo será mayor.
Claro está que debemos partir de esta premisa, es decir, que nos atraiga. Por
ello, ofrecer un premio o condición beneficiosa atractiva hará que trabajemos
más duro para conseguirlo.
· Justificación del esfuerzo
En el ámbito de la Psicología, existe un fenómeno que
ocurre cuando las personas otorgan un valor mayor a algo por lo que han estado
trabajando que el que realmente tiene. Esta situación, explicaría que en
ocasiones se le otorgue más valor a los elementos que componen el salario
emocional (como un reconocimiento, por
ejemplo) que a un premio económico.
· Deseabilidad social
Las consecuencias de las recompensas no económicas son
mayores que las económicas, ya que generan una mayor sensación y ganas de
compartir. Tienden a “publicitarse” entre las y los compañeros, por lo que los
efectos positivos que producen perduran en el tiempo.
· Reciprocidad
Cuando recibimos una recompensa no económica por nuestro
trabajo el efecto que nos produce es mayor, en el sentido de que las económicas
la valoramos en cuanto a si la transacción es justa; mientras que la no
económica conlleva un componente emocional, de apreciación, lo que desencadena
un deseo de corresponder con nuestro esfuerzo para hacerlo todavía mejor.
· Contabilidad
Relacionado con lo anterior, las recompensas económicas
ponen en marcha un proceso de contabilidad mental donde valoramos si es justo
lo que recibimos en comparación con el trabajo realizado; mientras que las no
financieras, permanecen en nuestro recuerdo como u elemento de satisfacción
personal.
En resumen, una vez que el nivel
salarial recibido por la persona trabajadora es óptimo, se hace necesario poner
en marcha dentro de la empresa programas de reconocimiento no económicos,
conocidos como salario emocional, que complementen y motiven a las y los
empleados.
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