Publicado el 19 de Enero de 2023, Jueves Félix Suarez
Opinión -
Defendemos la Constitución.
Aunque uno anda bastante
desconectado del mundo, de ese mundo de los medios de masas de difusión
nacional e internacional, de tanto en cuanto, oye la expresión “en defensa de
la Constitución” o “vamos a defender la Constitución”. No me queda otra que
preguntarme qué Constitución, si la de 1812, la de 1837, la de 1845, la de
1869, la de 1876, la de 1931 o la actual, la de 1978.
Esta preguntilla me viene porque
cada partido interpreta la Constitución de una manera distinta, de tal modo que
tal vez a algunos parece que les guste más la de 1876 (estado confesional,
soberanía de la Cortes con el Rey -nada en contra de Felipe VI, conste- y
sufragio censitario) o la de ahora (aconfesionalidad del Estado, soberanía
nacional, estado de derecho, sufragio universal, el rey reina pero no gobierna).
Si en todo caso, ambos se refieren a la misma Constitución, la vigente, también
cabe preguntarse si tienen claro lo de la división de poderes, el derecho
garantizado a la sanidad y la educación, el derecho y deber de trabajar, el
derecho a tener un techo digno, una jubilación suficiente, el carácter social
de la economía y la propiedad de los bienes de producción o la obligación de
contribuir proporcionalmente a los gastos del Estado.
Creo suponer, que la última
interpretación no deja de tener un grado de sensatez que cualquier español
suscribiría, ¿Pero la suscriben las élites económico-políticas del país? Creo
que es una buena pregunta, una de esas preguntas de examen de oposiciones.
Mi respuesta no puede ser
afirmativa, creo que la esencia constitucional no se aplica como debería y que
están utilizando -unos y otros- el texto legal primario en función de sus
propios intereses partidarios. La derecha y la ultraderecha entiende por defender
la Constitución a bloquear la renovación de los órganos judiciales, a
garantizar la libre empresa (y la propiedad privada a ultranza de los medios de
producción) y a agitar la bandera en cuanto algún independentismo nacionalista,
sectario y oportunista (y el nacionalismo españolista lo es tanto como el de
las regiones) trata de sacar tajada (electoral, económica o judicial).
La izquierda -salvo alguna
honrosa excepción- hace una interpretación “cuqui” o “modernita”, pero que, al
mismo tiempo, casi en contadas ocasiones, no se preocupa de hacer cumplir los
artículos que dan derecho al empleo y garantizan un mínimo de bienestar social.
Tiran por los cerros de Úbeda y se centran en ecologías de diversa índole,
bienestares no humanos y otras cuestiones que le aclara rápido a uno porqué la
izquierda pierde votos: desapego del electorado que se siente tan desprotegido
frente a los poderes económicos como siempre y encima ignorado en sus
necesidades, en suma, sensación de estafa, de timo, desilusión completa.
Pero no deja de ser curioso como
“todos” parecen hablar de la misma Constitución y defenderla “ardorosamente”
del mismo modo.
Estimados dirigentes políticos de
alto rango, sean buenos con la gente que les ha puesto ahí con sus votos y que
les paga, e interpreten la constitución de la mejor manera posible: en
beneficio de las mayorías. Si no, después no la líen y anden confundiendo al
personal con sus “defensas constitucionales”. Gracias.
|
Noticia redactada por :  Félix Suarez
No hay datos adicionales Opinión : Últimas noticias CUESTIÓN DE TIEMPO A FELIPE SACERDOTE EN EL DÍA DE SU TRASLADO LIDERAR CON ÉXITO EN LA INCERTIDUMBRE |