Publicado el 16 de Agosto de 2022, Martes Félix Suarez
Opinión - Avalancha de información que
lleva horas tamizar, filtrar, procesar y extraer conclusiones. Lo fastidioso es
que son pocas las buenas noticias, apenas la sección de ciencia de las grandes
cabeceras da alguna buena, por supuesto ninguna relacionada con epidemias
varias, para no perder la costumbre.
Nos repiten hasta la saciedad que
estamos en la era de la información, pero como intentes estar pendiente de lo
que pasa en España y en el mundo, de manera más o menos estructurada, te
pierdes. Hay mucho, todo contado con la particular subjetividad de quien posee
los medios, de tal modo que “agarrarte” a una cabecera de prensa, una cadena de
radio o televisión, un portal de internet o a determinados creadores de
contenido en la red de redes a lo que lo lleva a uno es a acabar teniendo una
visión cerrada e incompleta de la realidad o bien acabar más desorientado y
desinformado si la búsqueda de fuentes se vuelve variada.
De hecho, creo que lo que genera
la sociedad de la información es todo lo contrario: o no te enteras o acabas
entendiendo el mundo en blanco y negro. El gris, los matices, el análisis
objetivo de los hechos y procesos en marcha es para el ciudadano medio casi
imposible, por la cantidad de material y por la falta de tiempo, porque de algo
hay que vivir y todo el mundo tiene obligaciones de uno u otro signo.
Así pues, para saber qué ocurre
tienes que dedicar medio día si no te conformas con el mundo de buenos y malos
o si no te das por vencido ante el dolor de cabeza que acaba entrando a la que
llevas dos horas intentado procesar -sin ponerte mucho ni en una postura ni en
la otra- un solo tema de actualidad.
Te pones con la guerra de Ucrania
y no te enteras al final de por donde van los tiros realmente de la
desinformación y sobreinformación que hay sobre la materia, de tal modo que el
común de los mortales no acaba pillando del todo de qué va la copla. Cuando
Venezuela era portada, lo mismo. Del COVID, apaga y vámonos.
Uno al final tiene la impresión
de que pintando el mundo en una opereta de buenos y malos o en un caos
informacional de tres mil pares, lo que pretenden es tener a la gente o
infantilizada (recordemos que los niños no son muy de matices y sí muy de
emociones) o desorientada, que es como se manipula mejor al pueblo.
En fin, señoras y señores, hoy he echado el
Euromillones, a ver si se me aparece la Virgen por una vez en mi vida (más
quisiera) y tengo para perderme y mandar al caos global a donde se merece: a
freír espárragos.
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Noticia redactada por :  Félix Suarez
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